Al norte de Israel, en la ciudad de Abel Beth Maacah, se ha descubierto una pequeña figura que data de hace 2.800 años. La escultura, de expresión seria, representa a un hombre de ojos oscuros con cabello largo y negro y con barba que lleva una diadema amarilla y negra. Es posible que se trate de la cabeza de un personaje de la Biblia. Fue encontrada el verano pasado por el estudiante de ingeniería de Jerusalén Mario Tobia en un gran edificio en el punto más alto de la Ciudad Antigua, que es mencionada varias veces en el Antiguo Testamento, según informa Live Science. La cabeza, de poco más de 5 centímetros, fue tallada en una cerámica vidriada llamada fayenza. Según los arqueólogos, lo más probable es que en su día formara parte de una estatuilla de entre 20 y 25 centímetros. La calidad del tallado y su ubicación indican que representa a un miembro de la élite. La datación por radiocarbono del material orgánico que se encuentra en la misma habitación que la miniatura, sugiere que se construyó en algún momento entre los años 902 y 806 a.C. En ese momento había tres reinos cerca de Abel Beth Maacah: Israel, Tiro y Aram-Damasco. Los posibles gobernantes que podrían estar representados son el rey Acab de Israel, el rey Hazael de Aram-Damasco y el rey Ethbaal de Tiro. Las excavaciones en el edificio continuarán este verano, en un trabajo conjunto entre la Universidad Azusa Pacific y la Universidad Hebrea de Jerusalén. Los arqueólogos esperan encontrar más información que pueda ayudar a determinar quién es realmente el rostro de la escultura. Fuente: ABC
Al norte de Israel, en la ciudad de Abel Beth Maacah, se ha descubierto una pequeña figura que data de hace 2.800 años. La escultura, de expresión seria, representa a un hombre de ojos oscuros con cabello largo y negro y con barba que lleva una diadema amarilla y negra. Es posible que se trate de la cabeza de un personaje de la Biblia. Fue encontrada el verano pasado por el estudiante de ingeniería de Jerusalén Mario Tobia en un gran edificio en el punto más alto de la Ciudad Antigua, que es mencionada varias veces en el Antiguo Testamento, según informa Live Science.
La cabeza, de poco más de 5 centímetros, fue tallada en una cerámica vidriada llamada fayenza. Según los arqueólogos, lo más probable es que en su día formara parte de una estatuilla de entre 20 y 25 centímetros.
La Universidad Hebrea de Jerusalén ha anunciado este jueves el descubrimiento de una cueva que guardó los denominados Rollos del Mar Muerto: un conjunto de casi mil pergaminos, en hebreo, arameo y griego y de un período comprendido entre el siglo III antes de Cristo y el siglo I después de Cristo. Entre ellos, figuran numerosos libros del Antiguo Testamento. Además, hasta ahora los arqueólogos creían que los manuscritos -descubiertos por un beduino en el noroeste del Mar Muerto entre 1947 y 1956 cerca del yacimiento de Qumrán- habían sido guardados en once cuevas. “El descubrimiento de otra cueva más, la 12, podría revolucionar la información de la que disponemos”, afirma Oren Gutfeld, arqueólogo del Instituto de Arqueología de la Universidad Hebrea de Jerusalén, responsable de las excavaciones. Ahora y gracias a este nuevo descubrimiento, los expertos sugieren la necesidad de nombrarla como la ‘Cueva 12’: un hallazgo que representa un hito en la investigación de estas piezas documentales de la historia hebrea. Aunque técnicamente la cueva no contiene manuscritos, el análisis de los fragmentos de cerámica en los que se colocaban los pergaminos, así como las correas que las rodeaban, sugieren que estuvieron allí. En concreto, la excavación halló numerosos frascos de almacenamiento y tapas del período del Segundo Templo, escondidos en nichos a lo largo de las paredes de la cueva y dentro de un largo túnel en su parte trasera. Gracias a la rotura de los frascos, la retirada de su contenido y el descubrimiento de un par de hachas de hierro de la década de 1950 (almacenadas en el túnel para su uso posterior), se ha demostrado que la cueva fue saqueada. La cueva fue utilizada en el Calcolítico y el Neolítico El descubrimiento no sólo incluyó los frascos de almacenamiento, sino también los fragmentos de envolturas
La Universidad Hebrea de Jerusalén ha anunciado este jueves el descubrimiento de una cueva que guardó los denominados Rollos del Mar Muerto: un conjunto de casi mil pergaminos, en hebreo, arameo y griego y de un período comprendido entre el siglo III antes de Cristo y el siglo I después de Cristo. Entre ellos, figuran numerosos libros del Antiguo Testamento.
Además, hasta ahora los arqueólogos creían que los manuscritos -descubiertos por un beduino en el noroeste del Mar Muerto entre 1947 y 1956 cerca del yacimiento de Qumrán- habían sido guardados en once cuevas.
“El descubrimiento de otra cueva más, la 12, podría revolucionar la información de la que disponemos”, afirma Oren Gutfeld, arqueólogo del Instituto de Arqueología de la Universidad Hebrea de Jerusalén, responsable de las excavaciones.
Un sello de arcilla del siglo VIII a.C. descubierto en una excavación en Jerusalén podría llevar el nombre del profeta bíblico Isaías, según un nuevo artículo en Biblical Archaeology Review. En el artículo, titulado Is This the Prophet Isaiah’s Signature?(¿Es esta la firma del profeta Isaías?), la autora y arqueóloga Eliat Mazar sugiere que la antigua inscripción hebrea que aparece en el óvalo de arcilla dañado de 1,2 centímetros podría haber rezado «Perteneciente al profeta Isaías». Si la interpretación de los caracteres del sello de 2.700 años es correcta, sería la primera referencia a Isaías fuera de la Biblia. Al profeta hebreo se le describe como consejero del rey judío Ezequías, que gobernó entre finales del siglo VIII y principios del siglo VII a.C. Una imagen del Monte del Templo o Explanada de las Mezquitas en Jerusalén. El sello se descubrió en el Ophel, una antigua zona fortificada cuyas ruinas pueden verse en la esquina inferior derecha. FOTO POR ANNIE GRIFFITHS, NATIONAL GEOGRAPHIC CREATIVE El sello de arcilla, o bulla, fue uno de los 34 descubiertos durante las excavaciones realizadas por Mazar en 2009 en la base de la muralla sur del Monte del Templo o Explanada de las Mezquitas en Jerusalén. Los sellos, o bullae, se recuperaron en pequeñas fosas de desperdicios de la Edad del Hierro (1200-586 a.C.), fuera de la muralla de lo que Mazar describe como una panadería real, arrasada durante la destrucción babilónica de Jerusalén en el 586 a.C. El profeta Isaías El sello lleva impresos caracteres en hebreo antiguo que forman el nombre Yesha‘yah[u] (nombre en hebreo de Isaías), seguido de la palabra nvy. Como el sello está dañado al final de la palabra nvy, Mazar sugiere que la interpretación podría estar incompleta. Si nvy estaba seguido originalmente por la letra hebrea aleph, el resultado sería la palabra profeta, revelando la inscripción siguiente: «Perteneciente al profeta Isaías». El
Un sello de arcilla del siglo VIII a.C. descubierto en una excavación en Jerusalén podría llevar el nombre del profeta bíblico Isaías, según un nuevo artículo en Biblical Archaeology Review.
En el artículo, titulado Is This the Prophet Isaiah’s Signature?(¿Es esta la firma del profeta Isaías?), la autora y arqueóloga Eliat Mazar sugiere que la antigua inscripción hebrea que aparece en el óvalo de arcilla dañado de 1,2 centímetros podría haber rezado «Perteneciente al profeta Isaías».
Si la interpretación de los caracteres del sello de 2.700 años es correcta, sería la primera referencia a Isaías fuera de la Biblia. Al profeta hebreo se le describe como consejero del rey judío Ezequías, que gobernó entre finales del siglo VIII y principios del siglo VII a.C.
Una imagen del Monte del Templo o Explanada de las Mezquitas en Jerusalén. El sello se descubrió en el Ophel, una antigua zona fortificada cuyas ruinas pueden verse en la esquina inferior derecha. FOTO POR ANNIE GRIFFITHS, NATIONAL GEOGRAPHIC CREATIVE
Los arqueólogos que descubrieron el lugar lo llamaron “el misterioso teatro perdido de Jerusalén”. Y su estado es (casi) perfecto. Se trata de uno de los mayores hallazgos en la histórica capital del pueblo israelí de los últimos años y que arrojará mayor luz sobre los tesoros ocultos de la urbe. El teatro se trata de un reducto con capacidad para unas 200 personas y que data del tiempo en que el Imperio Romano regía el destino de la ciudad, descubierto hace unos días y anunciado hoy por la Autoridad de Antigüedades de Israel. Las excavaciones comenzaron en el Arco de Wilson (en honor al arqueólogo inglés Charles William Wilson quien lo descubrió en 1864) y luego de observar los hallazgos bajo tierra continuaron con los trabajos que condujeron hasta debajo mismo del Muro de los Lamentos. Las excavaciones comenzaron en el “Arco de Wilson” y continuaron debajo del Muro de los Lamentos (Reuters) (Reuters) Joe Uziel en el hemiciclo. Habría sido utilizado para conciertos acústicos y para reuniones del concejo de notables de la Antigua Roma (AFP) Los trabajos fueron conducidos por Joe Uziel, Tehillah Liberman y Avi Solomon. “Desde una perspectiva de la investigación, este es un descubrimiento sensacional. El hallazgo fue una verdadera sorpresa. No imaginamos que esa ventana podría abrirnos al misterio del teatro de Jerusalén”, indicó Uziel al diario Jerusalem Post. Al parecer, según los primeros estudios realizados por los historiadores y arqueólogos, este teatro -más pequeños que otros encontrados tiempo atrás- habría sido utilizado para conciertos acústicos. “También ha sido conocido como el bouleuterion, donde el concejo de la ciudad se reúna. En este caso, el concejo de la colonia romana de Aelia Capitolina”, explicó Liberman. Nuevos detalles sobre el fascinante descubrimiento -compuesto por otras ruinas que aún no han sido detalladas
Los arqueólogos que descubrieron el lugar lo llamaron “el misterioso teatro perdido de Jerusalén”. Y su estado es (casi) perfecto. Se trata de uno de los mayores hallazgos en la histórica capital del pueblo israelí de los últimos años y que arrojará mayor luz sobre los tesoros ocultos de la urbe.
El teatro se trata de un reducto con capacidad para unas 200 personas y que data del tiempo en que el Imperio Romano regía el destino de la ciudad, descubierto hace unos días y anunciado hoy por la Autoridad de Antigüedades de Israel.
Las excavaciones comenzaron en el Arco de Wilson (en honor al arqueólogo inglés Charles William Wilson quien lo descubrió en 1864) y luego de observar los hallazgos bajo tierra continuaron con los trabajos que condujeron hasta debajo mismo del Muro de los Lamentos.
El Monte del Templo o Monte Moriah es uno de los sitios más disputados en la actualidad por su grado de santidad para las tres religiones monoteístas. Según el Judaísmo sobre la Roca blanca que se encuentra en el interior del Domo de la Roca, el mundo fue creado (lo que se llama en hebreo, la piedra fundamental) además ahí ocurrió el sacrificio de Isaac (o casi sacrificio) y posteriormente en la época del rey Salomón fue construido el Sagrado Templo, reconstruido por Zerubabel y refaccionado por el Rey Herodes el Grande. En esa roca se encontraba el Santo de los Santos. El Cristianismo considera al Monte del Templo como el lugar donde se encontraba el Templo de Herodes. El mismo Templo donde Jesús se debatió con los sabios a la edad de 12 años y por supuesto el mismo Templo que tanto Jesús como el resto de los Judíos de la época peregrinaban tres veces al año. El Islam considera la Roca como el sitio en donde el Profeta Mahoma, proveniente de La Meca, ascendió con su caballo alado (Al Burak) al cielo para recibir de Dios los 5 preceptos del Islam. Los edificios que vemos en la actualidad, y que tal vez sean “la postal típica de Jerusalém”, son dos: El Domo de la Roca y la Mezquita de Al Aqsa. EL DOMO DE LA ROCA (con su cúpula dorada) NO ES UNA MEZQUITA (y nunca lo fue), si no un santuario donde se recuerda el mencionado ascenso de Mahoma al cielo. La Mezquita de Al Aqsa (“La Lejana”), de cúpula gris es la tercera mezquita más importante del mundo musulmán. Ambas estructuras datan del siglo VII de nuestra era, en ocasión de la conquista árabe de la Tierra de Israel y, si bien pasaron por una reestructuración
El Monte del Templo o Monte Moriah es uno de los sitios más disputados en la actualidad por su grado de santidad para las tres religiones monoteístas.
Según el Judaísmo sobre la Roca blanca que se encuentra en el interior del Domo de la Roca, el mundo fue creado (lo que se llama en hebreo, la piedra fundamental) además ahí ocurrió el sacrificio de Isaac (o casi sacrificio) y posteriormente en la época del rey Salomón fue construido el Sagrado Templo, reconstruido por Zerubabel y refaccionado por el Rey Herodes el Grande. En esa roca se encontraba el Santo de los Santos.
El Cristianismo considera al Monte del Templo como el lugar donde se encontraba el Templo de Herodes. El mismo Templo donde Jesús se debatió con los sabios a la edad de 12 años y por supuesto el mismo Templo que tanto Jesús como el resto de los Judíos de la época peregrinaban tres veces al año.
El Islam considera la Roca como el sitio en donde el Profeta Mahoma, proveniente de La Meca, ascendió con su caballo alado (Al Burak) al cielo para recibir de Dios los 5 preceptos del Islam.
Los edificios que vemos en la actualidad, y que tal vez sean “la postal típica de Jerusalém”, son dos: El Domo de la Roca y la Mezquita de Al Aqsa.
EL DOMO DE LA ROCA (con su cúpula dorada) NO ES UNA MEZQUITA (y nunca lo fue), si no un santuario donde se recuerda el mencionado ascenso de Mahoma al cielo.
La Mezquita de Al Aqsa (“La Lejana”), de cúpula gris es la tercera mezquita más importante del mundo musulmán.
Ambas estructuras datan del siglo VII de nuestra era, en ocasión de la conquista árabe de la Tierra de Israel y, si bien pasaron por una reestructuración a Iglesias en la época de los Cruzados (que duró muy poco hasta la reconquista de Jerusalén por parte de Saladino), siempre mantuvieron su misma forma. Es de destacar, que Jerusalén no aparece ni un vez en el Corán. Sin embargo, clérigos musulmanes del siglo VIII van a interpretar que Al Aqsa (“La Lejana”), que sí aparece en el Corán se refiere a Jerusalém. Desde entonces Jerusalén es considerada la tercera ciudad más importante del Islam
En la actualidad el Monte del Templo está bajo responsabilidad de Israel, como soberano, pero existe un Status Quo en donde están involucrados principalmente Jordania y también Arabia Saudí. En ese acuerdo de Status Quo existe una autonomía absoluta en el manejo administrativo del lugar por parte de musulmanes (lo que se llama el Waqf) sin intervención de Israel, es decir, Israel no puede realizar excavaciones, ni refacciones ni inmiscuirse en el manejo de aspectos económicos y administrativos.
¡ESA IDEA DE RECONSTRUCCIÓN DEL TEMPLO ES INVIABLE, IMPOSIBLE Y APOYADA ÚNICAMENTE POR MINÚSCULOS GRUPOS!
Inclusive los grandes Rabinos en los últimos 200 años han prohibido el ascenso al Monte del Templo por motivos de santidad del lugar (ya que antiguamente sólo el Sumo Sacerdote podía entrar en el Santo de los Santos y según los Rabinos de hoy, sería una herejía si alguien entrase en ese lugar santísimo) y por motivos pragmáticos para evitar provocaciones innecesarias a la población musulmana.